Siempre nos hablan de lo hermoso de las flores, pero nadie te cuenta lo doloroso que es florecer. Estar enterrado bajo tierra y romper el suelo para ver la luz del sol.
Buscamos el amor por fuera e ignoramos lo que cargamos dentro. Buscamos tanto sentir que encajamos que importa poco lo que dejemos en el camino, hasta que llegamos a un punto donde es imposible continuar engañándonos y conformándonos con solo las migajas. Comenzamos a hurgar dentro de nosotros buscando esa chispa que creíamos extinta. Entonces, todo cambia.