En El becario de Sevilla, Alex Lima aúna la poesía, el relato y los libros de viaje. Se trata de un romance (bildungsroman) poético testimonial de una generación juvenil que, como todas, se halla en estado de fuga, es decir, diciéndole adiós a la juventud misma y, por qué no recordarlo aquí, a su divino tesoro, único que en verdad llegamos a poseer, si cabe hablar así, porque lo demás es desengaño. Se trata de una generación de muchachos en el estadio existencial de, como reza este libro de Lima, desde su primer poema, entrar al espacio de la (auto)conciencia propia y, si la cognición individual lo permite, del mundo circundante y sus circunstancias.
Tanto más claro queda la centralidad de este tópico a través del relato de estos 20 poemas —más las versiones en inglés, o viceversa— si se atiende a la noticia que trae el último de ellos, titulado con un dejo de nostalgia «Despedida estival», y que hace un guiño escolástico al memento mori de fondo de toda fiesta con su música y todo: no por nada se trata de una banda de estudiantes, «aprendices de la vida» y de algunas letras y números a la manera universitaria —de allí los ires y venires de becarios entre Estados Unidos y España en la trama de este poemario—, de jóvenes dejando de serlo y en disolución/desintegración por cambio de época de cada uno de ellos y del grupo en su conjunto, como le sucede a toda generación en todo su esplendor.